El sonido de las palas resonó con un propósito más grande que la competencia. Emilio Cartagena, un joven padelero ecuatoriano, convirtió su pasión por el deporte en una oportunidad para ayudar a quienes más lo necesitan.
Con el apoyo de 36 participantes, el torneo benéfico que organizó logró no solo coronar a cuatro campeones, sino también recaudar fondos esenciales para el Refugio Felino Mininos Felices, un hogar en Guayllabamba que alberga a 1.000 gatos en situación de abandono.

La iniciativa nació del corazón: una combinación entre su amor por el pádel y un proyecto del Colegio Americano, que lo impulsó a vincular su esfuerzo deportivo con una causa social. Pero la solidaridad fue más allá de las canchas. Gracias a la participación y compromiso de los jugadores, los fondos recaudados se convirtieron en alimento para los felinos del refugio, asegurando que cientos de ellos tengan un plato lleno por más tiempo.
“El pádel es mi pasión, pero saber que a través de este deporte podemos marcar la diferencia es lo que realmente me motiva”, comentó Emilio emocionado.

Este torneo no solo dejó victorias en la cancha, sino también huellas imborrables en la vida de estos animales. Y lo más inspirador es que demuestra que el deporte, cuando se juega con el corazón, tiene el poder de cambiar realidades.


